miércoles, 10 de marzo de 2010

La fotografía hoy en día y lo que nos espera

La democratización de la fotografía es hoy en día prácticamente absoluta y tal es la facilidad con la que tomamos y “consumimos” una imagen que apenas nos paramos a pensar en lo mucho que esta técnica ha evolucionado y en la forma en que ha cambiado nuestras vidas.
El sacar una foto se ha convertido en el acto más cotidiano y sencillo que nos podamos imaginar. En cualquier ciudad del mundo vemos turistas tomando fotografías con sus cámaras digitales. Los hay que usan minúsculas compactas que hacen aparecer como por arte de magia de bolsillos, otros usan réflex digitales y potentes objetivos, algunos incluso utilizan sus cámaras de video para tomar instantáneas y los más pocos siguen apegados a los carretes fotográficos, negándose a dejar ir el romanticismo del negativo o la Polaroid.
Pero no hace falta acercarse a los centros turísticos para verse rodeado de aparatos fotográficos. Cualquier instante memorable en un grupo de amigos puede ser inmortalizado gracias a la cámara del teléfono móvil o incluso del iPod



Y en estos momentos millones de personas podrían ver cómo escribo este artículo a través de la cámara web del ordenador portátil que estoy utilizando. A fin de cuentas vivimos en la sociedad de las imágenes. Pero no sólo consumimos imágenes y fotografías a través de todos los medios, ahora también las podemos tomar en cualquier instante de nuestras vidas. Somos a la vez modelos y fotógrafos, retratados y retratantes, que compartimos las imágenes de nuestras vidas con el mundo entero.



En 2004 un terremoto en el océano índico ocasionó una serie de devastadores tsunamis en los países de la región que fueron cubiertos y hechos públicos no por reporteros o medios de comunicación sino principalmente por los teléfonos móviles de la gente local que registraron estos angustiosos instantes. De igual manera la catástrofe que afecto a nuestros amigos chilenos hace apenas unas semanas fue registrado en su realidad más cruda sobre todo mediante los testimonios personales grabados en los teléfonos móviles.


Cualquier persona tiene hoy en día la posibilidad de obtener una fotografía en cualquier lugar y en cualquier instante. Pero lo que realmente ha revolucionado la fotografía es su distribución. El formato digital, las tecnologías de la comunicación y la interconectividad han derivado en un estado de necesidad de comunicación permanente, incluida la icónica. Sentimos la necesidad de estar conectados en todo momento a la red.

Consumimos constantemente fotografías desde las revistas, la televisión, la pantalla de nuestro ordenador, nuestro teléfono móvil e incluso nuestro reproductor de música. Pero también realizamos fotografías constantemente porque tenemos capacidad para ello. Y no sólo las hacemos, sino que las compartimos automáticamente para que nuestros amigos las puedan disfrutar.


Si hoy realizo una fotografía de la catedral de Burgos, desde mi teléfono móvil puedo automáticamente subirla a la red y compartirla mediante redes sociales o nuevos medios de comunicación de masas como Twitter. Automáticamente cientos de personas alrededor del mundo que pertenecen a mi círculo de contactos digitales recibirán notificación de la foto y podrán redistribuirla, comentarla o incluso acercarse hasta el lugar exacto donde tomé la fotografía, gracias a los geodatos del archivo, y repetirla con una mejor ejecución u otra composición.

Por otra parte, los problemas de almacenamiento digital han dejado también de preocuparnos gracias a los servicios “en la nube” que aseguran las grandes compañías de telecomunicaciones. La mayoría de nuestras fotografías dejan de estar físicamente en los discos duros de nuestros ordenadores para pasar a servidores online a los que podemos acceder en cualquier momento y mediante cualquier tipo de terminal. Este panorama abre nuevas fronteras para el disfrute de la fotografía y también nuevas preocupaciones como la privacidad y utilización de las fotografías que pueblan la red, especialmente en las redes sociales como facebook, myspace o tuenti, que facilitan estos datos a con fines publicitarios a terceras compañías.
 
El futuro que podemos vislumbrar ciertamente será sorprendente. En las próximas décadas la fotografía y vídeo 3D no sólo llegarán hasta nuestros hogares como método de consumo como el que podemos ver en las salas de cine habilitadas para ello, sino también como método de grabación. O probablemente como distintos métodos puesto que, por una parte habrá software que cree modelos 3D a partir de nuestra antiguas fotografías digitales, y por otra parte existirán nuevos sistemas de grabación
tridimensional comercializados que nos permitirán realizar retratos 3D y disfrutarlos con equipos a la par.

La información gráfica existente en Internet estará plenamente estructurada e interconectada permitiendo una búsqueda prácticamente instantánea e incluso la superposición con la realidad percibida a través de datos de geolocalización y filtros personales. Esta tecnología de superposición de información, en la actualidad naciente, se denomina Realidad Aumentada


El desarrollo de la realidad aumentada extenderá las posibilidades de la fotografía puesto que podremos comparar en cualquier momento y lugar toda la información gráfica existente del lugar hacia el que orientemos nuestro dispositivo de realidad virtual permitiéndonos aprender, interactuar con la realidad virtual y participar de ella haciendo uso de la información gráfica desde nuestro terminal o añandiendo nuevas tomas a la red. Naturalmente hardware y software fotográfico evolucionarán a la par que la integración de nuevos conceptos avance, adaptándose, renovando y en ocasiones revolucionando nuestras experiencias.

(Este texto adaptado forma parte del artículo "Evolución de la Fotografía, revolución de la sociedad",  que escribí  para la publicación de la Universidad de Burgos, Burgos un siglo de historia, 1850-1950)

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