martes, 17 de marzo de 2009

Las foto crudas y el chocolate espeso (I)

Hasta ahora siempre había tomado mis fotografías en formato jpeg de alta calidad (o baja compresión, como queráis llamarlo), tal vez por la comodidad de poder pasar las imágenes al ordenador y verlas de un simple vistazo en el Explorer, organizarlas e incluso colgarlas en Internet sin mayor trabajo.
Pero una serie de entradas en el blog de fvalenciano, unido a que tengo una nueva cámara (Nikon D60) me animaron a probar a disparan en raw (crudo).

Para los que no lo sepan, el raw es lo que se conoce como negativo digital, un formato que aplica compresión sin pérdidas y tiene toda la información captada por el sensor de la cámara en el momento de disparar con lo cual el tamaño del archivo es sensiblemente grande (de ahí que las cámaras compactas más cotidianas utilicen sólo jpeg).

Sin embargo, para todos los que les interese la fotografía y quieran aprender algo, les aconsejaría no comprar una cámara que no dispare en raw. Los problemas de este formato que todavía no dispone de un estándar se convierte en minucias cuando se utilizan las herramientas adecuadas. Todos los programas de Adobe trabajan sin problemas con negativos digitales, sin importar la extensión que tengan.

A la hora de trabajar con este nuevo formato, yo mismo me he tenido que obligar a utilizar Adobe Bridge que hasta entonces no me había atraído demasiado por estar acostumbrado al Explorer.

El programa me ha sorprendido agradablemente porque realmente está pensado para fotógrafos. Como os decía antes, el formato raw guarda toda la información en el momento de realizar la foto. No sólo la fecha, nombre y tamaño, sino el tipo de lente, la apertura, sensibilidad ISO, temperatura de color, exposición, contraste, saturación, si disparo el flash o no, el tipo de cámara y un largo etcétera. Toda esta información se puede ver simplemente al seleccionar el archivo en el menú lateral de Bridge, Ampliad la imagen de la derecha para verlo mejor.

Este increíble cúmulo de información te permite (por lo menos a mí) aprender muchísimo sobre fotografía. Cuando estas en la calle y tomas la foto, nunca sabes seguro si la cámara lo va a ver como tu quieres, tanto más cuando es nueva, como en mi caso. De modo que tomar distintas versiones de la misma foto cambiando las configuraciones te ayuda a descubrir el funcionamiento de la cámara y a adquirir experiencia.
Otro uso práctico que me he encontrado es que cuando consigo una foto con un efecto que me gusta puedo ver qué parámetros exactos utilicé y volver a conseguir ese efecto en fotos posteriores.

¿Una maravilla no? Pero es o no es todo, incluso si la foto no ha salido como esperabas, puedes conseguir mejorarla de manera muy sencilla mediante Camera Raw con procesos no destructivos como cuando utilizamos Photoshop para mejorar archivos en formato jpeg. Pero eso lo explicaré en la siguiente entrada. De momento os dejo un pequeño ejemplo y una pregunta: ¿Sois de.jpeg o de .raw?


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